En el primer tercio del siglo XVIII un suceso lamentable, el célebre aluvión del 24 de enero de 1713, descargó su furia de agua y viento sobre la ciudad de La Laguna, anegó la igleisa y el Convento de los religiosos de San Francisco y produjo vívtimas y daños incalculables en la población.

Viera y Clavijo escribe acerca de este etemporañ lo que sigue: << La noche del 24 de enero (1713), se señaló en la Ciudad de La Laguna por el diluvio que anegó el Convento Grande de San Francisco. Los religiosos escapron casi de milagro conla Majestad Sacramentada, y la insigne Imagen del Santísimo Cristo. Franqueóles el ayuntamiento mil escudos de sus propios y el hospital de San Sebastián para que se albergasen, mientras e reparaba el convento; pero ya se habían recogido en las casas de los condes del Valle de Salazar (Op. Cit.,t.III, pag 338, de 1860).

En las actas de la Esclavitud, en la sesión del 21 de marzo de 1716 dice: << Habiendo sucedido el diluvio y grande inundación de lluvias en este Convento y estar tan arriesgados sus edificios, se salieron de él [los frailes], y para tener más seguridad y habitación se entraron en licencias legítimas en el hospital del Señor San Sebastián desta ciudad, algo mas de dos años, con gran incomodidad, y habiéndose determinado volverse a vivir en dicho Convento por consentimiento y determinación de lo principal de esta dicha ciudad y su cabildo..>>(LIb, actas, fol. 25 vto)

También hemos de convenir en que el Cristo de La Laguna no permaneció mucho tiempo en el oratorio de los condes del Valle de Salazar, quizá el estrictamente necesario para que los frailes habilitaran su imporvisada residecncia. Ello se deduce del acta ya indicada, que continúa así:

<< Fue forzoso y necesario hacer mucho costo en ficho hospital para dicha habitación y para disponer la decencia y culto de la Santa y Milagrosa Imagen y de otras mcuhas cosas necesariaos de aquella casa y su iglesia, todo a costa de la Provincia y Cofradía, sin poder ser menos. Y después determinada y dispuesta la vuelta a la vivienda de este Convento, se gastó mucha cantidad de dicha Provincia yde la Cofradía>> (fol. 26 r.).

Mas lo que no admite duda es que el Santísimo Sacramento y la Imagen del Cristo de La Laguna, a raíz de la inundación del Convento, furo llevados en solemne procesión al oratorio del palacio del conde de referencia, hecho que lo acredita un cuadro de grandes proporciones que por mucho tiempo conservó la casa Salazar, en el que se representa el Sagrario, el Santísimo Cristo y al pie dos décimas a cada lado, alusivas al suceso.

Ciento noventa años, desde 1713 al 1904, permaneció este lienzo en la capilla-oratorio de esa noble familia, hasta que en la fecha últimamente citada fue donado a la iglesia parroquial de la Concepció de La Laguna por la Excma. Sra. Dª María de la Concepción Salazar y Chirino, marquesa viuda de Villanueva del Prado y de Acialcázar, con motivo de las fiestas jubilares de la definición dogmatica de la Pureza de la Santísima Virgen.

El artísta anónimo que pintó el cuadro no era ciertamente de los mejores, que conocía la técnica del colorido, ya que utilizó como fondo de su composición el rojo y el negro formando labores que imitan un bello brocado, destacando así la imagen del Cristo, si biebn éste aparece más fornido que en el original y su color moreno se convirtió en blanco.

Las décimas que aparecen al pie del lienzo las atribuye el Señor Rodríguez Moure << al conde de aquella fecha>>, que debió sin duda ser don Cristóbal Lázaro Salazar de Frias Abarca y Mendoza, primero que llevó ese título, y las califica de no muy buenas. Sin embargo, para nosotros tienen un sentido mas devoto que literario; faltará la inspiración, pero es innegable que poseen un marcadísimo sabor de época, advirtiéndose en ellas un espíritu cristiano en alto grado. Dicen así:

La Casa de Obededon que hospedó al Area Sagrada fue a grande honor sublimada por divina bendición: con quanta mayor razon de mas grave fundamento puede  prometerse aumento la Casa de Salazar; pues ha logrado hospedar al Agusto Sacramento.

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Día veynte y seis de Henero del año de septesientos y trese, los crecimientos de Aguas de un dilibio fiero, anegaron el terrrero del Convento Religiosso del Serafín amorosso,que para nuestra fortuna del Christo de la laguna es Relicario dichosso.

Por la grande inundación, a esta Casa conduçido de San Francisco traído fue en solemne proçeçion: Missa de dedicacion, con sonora melodia se canto, y en profeçia el evangelio anunçiaba: que Dios la salud obraba para esta Casa aquel dia.

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Oy en tu Casa el estar me conviene, dixo Christo, y en esta Casa se ha visto este favor singular: y si  alli fue a remediar de Zacheo arrepentido las perdidas, aqui ha çido yqual su intento amoroso; pues vino a salvar piadoso todo lo que era perdido.

En lineas anteriores vimos que, dispuesta la vuelta de los frailes a su Convento después de la inundación, hubo necesidad de gastar muchas cantidades en la reforma de la santa casa. En esa mejora se amplió la iglesia, al o que contribuyó con esplendidez la Esclavitud, siendo necesario solicitar del cabildo la concesión de terreno suficiente para terminar la mejora.

Estracto del libro  "El Santísimo Cristo de La Laguna y su culto" de Buenaventura Boneet y Reverón.

En un artículo de D. Domingo García Barbuzano descatacó lo siguiente en el periódico El Día de fecha  5 de mayo de 1913 cuando se cumplian los tres siglos de dicho aluvión:

Se cumplen tres siglos de la inundación del convento del Cristo

Los destrozos que causaron el agua de lluvia y el viento dieron lugar al traslado de la imagen del Cristo de La Laguna y el Sacramento al oratorio de los condes del Valle Salazar.

Trescientos años han pasado desde que un temporal obligara a trasladar la imagen del Santísimo Cristo, después de que el viento y el agua causaran grandes desperfectos en el antiguo convento de San Francisco. Como sigue siendo norma en Aguere, nadie aprovecha la efemérides para recordar mediante un acto o una charla el hecho y potenciar el Cristo, su Esclavitud y su convento.

El aluvión tuvo lugar la noche del 24 de enero de 1713, y deterioró el convento de tal manera que sus religiosos escaparon milagrosamente con la Majestad Sacramentada y la imagen del Santísimo Cristo, que fue depositada en el oratorio de los condes del Valle de Salazar.

Buenaventura Bonnet dice que el aluvión "produjo víctimas y daños incalculables", mientras que Viera y Clavijo aporta más detalles: "El diluvio anegó el convento grande de San Francisco. Los religiosos escaparon casi de milagro con la Majestad Sacramentada, y la imagen del Cristo. Franqueoles el ayuntamiento mil escudos de sus propios y el hospital de San Sebastián para que se albergasen, mientras se reparaba el convento".

Las actas de la Esclavitud dan a conocer que los franciscanos residieron en el citado hospital dos años: "Habiendo sucedido el diluvio y gran inundación de lluvias en este convento y estar tan arriesgados sus edificios, se salieron de él y para tener más seguridad y habitación se entraron con licencias legítimas en el hospital de San Sebastián, algo más de dos años, con gran incomodidad".

El Cristo de La Laguna no permaneció mucho tiempo en el oratorio de los condes del Valle de Salazar, quizá el estrictamente necesario para que los frailes habilitaran su improvisada residencia.

Sobre el traslado en procesión del Santísimo Sacramento y el Cristo de La Laguna al oratorio del palacio del conde de Salazar, lo acredita un cuadro de grandes proporciones que por mucho tiempo conservó la casa Salazar, en el que se representa el Sagrario, el Santísimo Cristo y al pie dos décimas a cada lado, alusivas al suceso.

Ciento noventa años, desde 1713 a 1904, permaneció el lienzo en la capilla de la noble familia, hasta que fue donado a la iglesia de La Concepción. La pintura es anónima pero las décimas del cuadro se atribuyen a Rodríguez Moure: 

"Día veinte y seis de enero / del año de setecientos / y trece, los crecimientos / de aguas el terreno / del convento religioso / del Serafín amoroso, / que para nuestra fortuna / del Cristo de Las Laguna, / es relicario dichoso".