La medalla la hizo Rafael Fernández 

En estos días, la Esclavitud del Cristo de La Laguna conmemora el noventa aniversario del ingreso del rey Alfonso XIII como Esclavo Mayor Perpetuo.

El 27 de marzo de 1906, la reunión de la Esclavitud resultó muy importante porque se acercaba la visita del monarca. La presidió el obispo Nicolás Rey Redondo, a quien el esclavo mayor, Carlos Hamilton y Monteverde, le pidió que Alfonso XIII pasara a engrosar el cuadro de personajes ilustres de la formación religiosa que venera a la histórica imagen.

Para ello se decidió blanquear el santuario y limpiarlo. Dado que fue el único templo que visitó el rey, se enriqueció con alhajas de las siguientes iglesias: dos blandones de plata, doce candeleros y dos bateas (Cabildo Catedral); pontificales, terno blanco bordado en oro, dos frontales, colgadura de damasco y ocho sillones de terciopelo carmesí bordados en oro (Santo Lignum Crucis); varas del palio, dos ángeles con vestiduras de plata, cinco lámparas, seis candeleros y dos frontales (La Concepción); seis candeleros (El Sagrario); palio blanco con bordados en oro (Convento de Santa Catalina).

El trono del rey fue colocado al lado del Evangelio, bajo dosel de terciopelo de seda carmesí galonado de oro, con rico sillón y reclinatorio de lampaso encarnado.

Desde las barandillas de plata del arco del coro se extendieron dos filas de bancos de terciopelo, encabezados con tres sillones a ambos lados destinados a los ministros, autoridades y comitiva regia.

Cuando Alfonso XIII salió del santuario, los laguneros lo aclamaron al ver que lucía sobre su pecho la medalla de la Esclavitud, hecha de oro y en varios colores, pendiente de un cordón de seda y oro con pasador también de oro en forma de coro-na real con la siguiente inscripción: «A Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII. 1906».

El título que la Esclavitud entregó al rey, entre otras cosas, hacía alusión a que el acto era de viva fe y piedad cristiana y que reportaba un gran honor para la Esclavitud el ingreso del rey.

La medalla de Alfonso XIII la realizó el orfebre Rafael Fernández Trujillo. El pergamino del título, en oro, plata y colores, fue obra de una religiosa de la Asunción, que además hizo las viñetas del Libro de Visitas que regaló la marquesa de Villanueva del Prado.

También recibieron medallas los infantes Teresa y Fernando.