Los arcos en La Laguna, a lo largo de la historia, han sido levantados por el pueblo en las proclamaciones reales, en la romería de San Benito y en las fiestas del Cristo, donde alcanzaron gran protagonismo con diferentes formas. Hoy  se ha debilitado bastante la tradición


Al principio de las fiestas del Cristo, en la plaza de San Francisco y en las calles, se levanaron unos arcos de medio punto muy sencillos, que luego dieron paso a unos más vistosos, dividida la arquería en seis tramos, que eran envueltos con telas recogidas con cordones con borlas y de los que pendían farolillos de colores. La parte superior, en su tramo central, era rematada por el escudo de la ciudad.

Muy vistosos eran los arcos a modo de templete que se levantaban en la plaza del Cristo y en calles como la de San Agustín. Consistía en cuatro arcos apuntados, cada uno de los cuales formaba una puerta dentro de un entablado rectangular cuya parte superior formaba una celosía. Unidos los cuatro arcos se obtenía una estructura bajo la que pasaba y descansaba el Cristo. La parte superior de este elemento decorativo se complementaba con una cúpula. Las cadenetas de papeles de colores o ramas del monte y las banderas a modo de pequeños estandartes, enriquecían los arcos.

En el año 1900, la revista «La Unión» hizo una recaudación importante para uno de los arcos, según la siguiente crónica: «Se ha entregado al presidente de la comisión de la calle Los Alamos 210 pesetas para la compra de madera y construcción de la arquería de la calle de San Agustín, con el fin de que dicha calle sea adornada igual a la de Los Alamos».

En la construcción de los arcos de la calle de San Agustín, prestaron su colaboración gratuita varios carpinteros de los que formaban la comisión de adorno de la calle Los Alamos.

En las fiestas del Cristo de 1900, muchos vec-nos contribuyeron con sus donativos para levantar arcos. El que más dinero dio fue el obispo, que participó con 25 pesetas, seguido del doctor Allart, Antonia María Nava, Pino Nava, Antonio Capote y Gutiérrez, que dieron 10 pesetas, respectivamente. Con 5 pesetas colaboraron familias conocidas de la ciudad: Ascanio, Ossuna, Tacoronte, González de Mesa, Espínola, Melo, Nava, Quintana, Benito, Renshaw, Moure, Tabares, Peraza, Picar, Guerra, Morán, Tolosa, Oramas, Calzaailla, Benítez de Lugo y hasta el propio marqués de Villanueva del Prado.

Las fotografías que rescatamos son reproducciones de la revista «España» de 1904, que aporta datos interesantes como el que la gente que acudió a las fiestas no sólo disfrutó con los arcos, sino, además y en el caso de los más pobres, calmaron el hambre con el reparto de pan y dinero por parte de la Junta de Caridad y Señoras de San Vicente de Paul. El acto fue amenizado por la banda de música La Fe.

Por encima de todos los arcos de la plaza de San Francisco sobresalía el de la Venerable Esclavitud, bajo el cual el Cristo era protagonista, como dijo la revista «España», de unas fiestas que «son primordialmente holocausto de la fe cristiana».