El Santuario afronta la recta final de sus obras de rehabilitación con la intervención en la zona de entrada, donde se han eliminado todas las barreras arquitectónicas

El Santuario del Cristo de La Laguna afronta la recta final de sus obras de rehabilitación y lo hace facilitando el acceso de feligreses y turistas al templo. Después de la realización de importantes mejoras arquitectónicas en toda la construcción, que no solo han servido para mejorar la seguridad de los edificios sino también para devolverle la belleza y la majestuosidad a este conjunto, los visitantes podrán ahora acceder de una manera más sencilla al templo, a través de una plaza renovada y la eliminación de barreras arquitectónicas. La ambiciosa rehabilitación del Santuario del Cristo dio comienzo en 2018 y la previsión era que estuviera concluida a final de 2020; sin embargo, la crisis sanitaria y sus consecuencias han provocado el retraso. No obstante, está previsto que la intervención total esté finalizada en junio.

Las obras realizadas, divididas en cinco fases –aunque finalmente dos de ellas se solaparon hasta quedar únicamente cuatro–, han sido financiadas por el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Laguna y la propia Esclavitud del Cristo. Durante estos últimos meses, los trabajos se han centrado en intervenir la edificación que albergaba la antigua zona conventual donde se encuentra el Rectorado para destinarla a nuevos usos y la rehabilitación integral de la casa de la Esclavitud. Además, se está interviniendo en la plazoleta de acceso después de que la entidad recuperara el jardín que se sitúa en uno de los laterales del patio del recinto de manos del Ejército.

A pesar de que en un principio se había planeado dotar al espacio de luminarias, iluminación monumental, mobiliario urbano y elementos informativos, los trabajos se han reducido y se mantendrá el mismo pavimento que ha existido hasta ahora, los adoquines. No obstante, el esclavo mayor de la Esclavitud, Francisco Doblas González de Aledo, explica que se ha optado por eliminar el escalón de entrada al templo, así como el travesaño de la impresionante puerta de madera. Para ello, se ha instalado un sistema de ruedas para que la puerta se puede abrir por completo y se facilite la entrada, sin ningún obstáculo.

Francisco Doblas afirma que las primeras opiniones ya se han dejado notar entre los visitantes al Santuario, que celebran que se eliminen las barreras arquitectónicas existentes hasta el momento. En toda esta intervención ha sido relevante el trabajo desempeñado por el mayordomo del Cristo, Ferrera Martín, quien ha coordinado día tras día el correcto devenir de las obras. Ha sido él una de las personas que ha coincidido en la idoneidad de eliminar la rampa de acceso al templo, dejando la entrada a una única altura. “Queríamos hacer algo más complejo, como eliminar los adoquines y poner piedra molinera pero no ha podido ser porque no hemos recibido todo el dinero que teníamos previsto, así que nos hemos centrado en eliminar la valla que antes separaba la zona de los militares de la del Santuario e integrar todo el espacio tal y como era antiguamente”, relata el esclavo mayor, quien recuerda que esta separación se levantó en la década de 1970. Además, estos días se cambian algunos de los adoquines de la plaza para garantizar la seguridad de los viandantes en esta zona.